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El próximo gobierno de Brasil no representa a los trabajadores

09.11.2022

 

Por Hernan Corbalan, Bauru SP - Brasil- 08/11/2022

El 30 de octubre de 2022 se llevó a cabo la 2ª vuelta electoral en Brasil para elegir un nuevo presidente. La jornada transcurrió sin roces, ni actos violentos que pudieran poner en peligro el desarrollo de la segunda etapa electoral, tanto fuera como dentro del territorio federal brasileño. Los cortes de ruta y movilizaciones de simpatizantes del actual gobierno brasileño que ocurrieron después del resultado electoral exigian que el resultado electoral fuese anulado por fraude. Sin embargo, Bolsonaro y las Fuerzas Armadas aceptaron el resultado, negando las acusaciones de fraude. Todos los sectores capitalistas que representan el 1% de la población de Brasil han acordado apoyar el régimen democrático burgués capitalista, que garantiza sus ganancias.

A partir de nuestro análisis actual, "La Marx Brasil", ha señalado en notas anteriores la fragilidad política de los dos partidos en disputa (PT; PL) demostrada en la primera y segunda vuelta electoral. El análisis materialista histórico, del que nos valemos a afirmar esto, tiene su antecedente, en el caso del PT, en un proceso de Revolución Política (2013) en el que las masas rompieron con sus líderes traidores quitándoles todo apoyo. Estas se lanzaron las calles, tras un aumento generalizado del precio del billete de transporte en autobús, convirtiendose este hecho en la chispa de encendido de un proceso revolucionario. 

Una crisis en el PT 


Desde entonces, el PT, que había dejado de contar con el apoyo incondicional de la clase obrera brasileña, pasó por su peor momento, con la detención de su máximo e histórico líder, Luiz Inácio Lula da Silva. En junio de 2013, los niveles de pobreza y desempleo superaron las expectativas de la población en relación al primer gobierno de la economista Dilma Rousseff, cuya candidatura fue impulsada por el expresidente "Lula". En esos días se acentuó con fuerza el rechazo a la corrupción entre el Estado y la burguesía local, que se enriquecía rápidamente a costa de los trabajadores, y esto provocó la caída del PT en 2016, luego de un proceso constitucional (Imeachment), dejando al vicepresidente electo Michael Temer (PMDB) a cargo del ejecutivo hasta 2019.

El resultado de las elecciones


El resultado de las elecciones de 2022, en términos de millones de votos, entre un candidato contra otro, significó un verdadero empate técnico. Cada uno contó con el apoyo de sólo un tercio de los votantes. Las dos candidaturas capitalistas son proyectos políticos muy frágiles que resultaron en un próximo gobierno de "Lula" en Brasil con caracteristicas de debilidad.

Por lo tanto, es importante resaltar que más de 42 millones decidieron no votar, es decir cancelar o votar en blanco, y este número de "no votantes" estuvo empatado con los resultados de cada candidato. 
En otras palabras, una gran parte de la población ya no cree en la democracia de los ricos, la democracia burguesa. Millones de jóvenes no votaron, de ellos casi la mayoría son negros, pobres e indigentes de entre 22 y 30 años de edad. Millones de desempleados y personas en riesgo  alimentario, sin acceso a la salud y vivienda, no eligieron a ninguno de los 2 candidatos. Es porque sospechan que este sistema no les ofrece una salida concreta a sus necesidades basicas insatisfechas.

La candidatura de Lula ya no despierta el entusiasmo y el apoyo de sectores de masas que tuvo el PT en otros tiempos. Esto es producto de que Lula es un abierto partidario de los grandes capitalistas, rodeado de los más importantes empresarios y banqueros que apoyan su candidatura. Y, por otro lado, Lula se preocupó por ganarse el apoyo de los sectores más retrógrados y atrasados ​​del movimiento de masas, los sectores ​​cristianos, anunciando su oposicion al aborto legal.

Todo el programa de Lula se opone a las aspiraciones de millones de activistas que luchan por los derechos de las mujeres en Brasil, uno de los sectores, junto a la población negra, más oprimidos del mundo. Demostrando ser un fiel representante de los grupos religiosos más atrasados, la candidatura de Lula no despertó ningún entusiasmo en sectores de masas y activistas.

Los grupos de izquierda brasileños y su capitulación



El papel jugado por los grupos de izquierda brasileños fue un desastre. Empezando por el PSOL, PCB, los grupos que lo componen, como la Resistencia y otros grupos, además del PSTU, que en la segunda vuelta convocó a votar por Lula. Todos estos grupos capitularon y traicionaron al pueblo brasileño, porque llamaron a votar por un representante de las grandes empresas, que representa los intereses la oligarquía brasileña, apoyada por el imperialismo estadounidense del gobierno de Biden.

Todos estos grupos dijeron que tenían que votar por Lula para derrotar el "avance del fascismo". Sin embargo, estas propuestas son invenciones para disfrazar la capitulación que realizaron y justificarla. También se demostró que el discurso de que había "fascismo" o "bonapartismo" en Brasil no era real, siendo luego probado en algunos hechos significativos que ocurrieron días después de las elecciones. Uno de ellos fue el hecho de que Bolsonaro se despegó de los grupos que bloqueaban las carreteras entre camiones y policías.

Otro elemento son las declaraciones del propio Bolsonaro, antes de las elecciones, en las que expreso su gobierno  garantizaría el proceso electoral en pleno orden. No hubo presos políticos, atentados sindicales, censura de prensa, golpe militar, ni ningún otro hecho que indicara fascismo.

Lo que está pasando en Brasil y en el mundo es que todas las izquierdas se han derrumbado y están cediendo vergonzosamente al reformismo. A partir de ahí lo que se pretende es que, con la falsa polarización entre PT y PL, se encubra que el mundo ha entrado en una fase revolucionaria sin precedentes. Y hoy hay un aumento gigantesco de las masas trabajadoras que han comenzado a rebelarse contra el sistema y sus ejecutores. Huelgas, movilizaciones, guerras, caídas de gobiernos y retrocesos del imperialismo en materia militar, son algunos de los elementos que indican que desde 2008 hasta hoy noviembre de 2022, el ascenso de las masas en la lucha de clases y en la conciencia ha dado un gran salto cualitativo y cuantitativo.

La gran debilidad de apoyo popular hacia el futuro gobierno del PT, aliado con G. Alkmin, PSOL, etc., lo llevó a abrir diálogo sobre diversos acuerdos políticos con el frente parlamentario de Bolsonaro y sus gobernadores estaduales. Los primeros signos de colaboración ya comienzan con la intervención política del "Centrão" y el nombramiento de funcionarios del gobierno por acomodo y las conversaciones sobre el presupuesto 2023.

En nuestra publicación anterior (10/02) escribimos: "... Todos los pronósticos de una victoria aplastante de Luiz Inácio Lula da Silva [PT], candidato de la Internacional Progresista, que circularon con fuerza a pocas semanas de las elecciones presidenciales, señalaban una diferencia de más de 10 puntos porcentuales. Pero eso no sucedió".
Poco después del resultado de la segunda vuelta (30/10), el progresismo tampoco obtuvo una diferencia importante sobre Bolsonaro, solo estuvo una pobre ventaja por debajo de los 2 puntos porcentuales.


Lula gobernará según Centrão y Bolsonarismo


Sin embargo, fundamentalmente es más importante decirle a la clase trabajadora brasileña que sus intereses como la salud, el trabajo, la educación, los salarios, la vivienda y la seguridad alimentaria no están garantizados por ninguna coalición partidista o fuerza capitalista que gobierne el país. De hecho ya se conocen datos de que el salario mínimo propuesto para 2023 sera casi el mismo de los R$ 1098 con un incremento concreto de 2%.

Lula necesariamente negociará, no solo con importantes empresarios locales, sino también con bancos internacionales, Biden, conglomerados y empresas multinacionales que tienen intereses en Brasil, y todo el frente de la oposición de Bolsonaro en el parlamento, la justicia y en los estados del sur del país. 

Desde La Marx Brasil, les hemos dicho claramente a los trabajadores y al pueblo de nuestro país que este no es nuestro gobierno.

Lula va contra los trabajadores y el pueblo, por lo que no debemos apoyar ninguna de sus medidas, porque gobernará según Centrão y Bolsonarismo para garantizar las ganancias del 1% más rico del capitalismo brasileño. Debemos apoyar todas las luchas y demandas que se desarrollen, junto a los más oprimidos y pobres que deben movilizarse para defender sus derechos.

Y llamamos a los simpatizantes honestos de los grupos de izquierda, hartos de las traiciones de los líderes de los grupos que apoyan a Lula, a reagruparse en La Marx Brasil, a luchar por un gobierno obrero y popular, por un Brasil socialista, siendo el única salida real para solucionar las aspiraciones de nuestro pueblo.