Argentina: El fracaso de la cuarentena capitalista de Alberto y Cristina agrava la crisis política, social y económica
Por
Jorge Arredondo
jorgearredondo@revolucion.com.es
La cuarentena dura dictada por el gobierno para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) ante la disparada de casos, ratifican una vez más el fracaso de las mentiras y desidia del gobierno del Alberto Fernández, en el medio de una crisis social sin precedentes, con millones de trabajadores hundidos bajo el nivel de la pobreza y los miles de desocupados en el interior de las barriadas.
Bajo la lógica de cuarentenas de gran intensidad por fases, esperando que por sí solo el virus se diluya, el gobierno desorientado y aturdido llevó hacia un desastre la situación del país. Salió a amordazar al movimiento de masas con el objetivo prioritario de prevenir un estallido social provocado por el desastroso resultado de las cuarentenas capitalistas implementadas sobre el conjunto de los trabajadores y el pueblo, como si el gran culpable de la expansión del virus sea la libertad de circulación popular. Pero en realidad el resultado es siempre el mismo: más pobreza y padecimientos para los más pobres y vulnerables, mientras el pico de pandemia sigue en ascenso, demostrando que la cuarentena capitalista no sirve para frenarlo.
La economía del país desde el año 1998 hasta el 2002 cayó casi un 22 %. Desde marzo hasta el día de la fecha la caída es del 26%. O sea, lo que se aproxima en el país en términos político es una crisis político- económico- social de magnitudes similares a la del 2001. La actividad económica se contrajo un 26,4 % en abril de manera interanual y 17,5 % respecto a marzo en la medición des-estacionalizada. La actividad registró bajas en la totalidad de los sectores. Ya es el noveno mes consecutivo que el índice arroja resultado negativo. Pero estos números solo golpean a las clases trabajadores, que ven cada día más difícil la manera de conseguir el plato para comer. Para las clases populares el gobierno destinó el IFE, la ayuda de tan solo 10 mil pesos, cuando la canasta familiar supera ampliamente los 30 mil pesos.
Pero para las patronales hubo ayuda para que puedan seguir obteniendo grandes ganancias. De esta manera fueron salvadas grandes empresas, otras encubiertas con la justicia o con la conciliación obligatoria por medio del ministerio de trabajo, cuando los trabajadores se organizaron. El gobierno optó por avanzar contra los derechos de la clase trabajadora hundiéndola, atemorizándola e instalando un estado policíaco restringiendo libertades individuales, mientras las clases patronales están muy tranquilas en sus casas de lujo con la heladera llena. Para todo esto el gobierno y los patrones contaron con la ayuda de todas las burocracias sindicales y sociales y además con un gran aparato mediático que encubrió los asesinatos a obreros, como el caso de Luis Espinosa en Tucumán, donde la policía lo asesinó por la espalda y después tiró el cuerpo a un barranco. O Ceferino Nadal que fue asesinado por la policía de igual manera que George Floyd. Estos son solamente dos casos, los organismos de derechos humanos están denunciando más de cien excesos devenidos en muertes por parte de fuerzas policiales a jóvenes que fueron detenidos en la calle o en sus viviendas. El caso más resonante fue el de Facundo Astudillo pero la lista es larga desde que se implementó la cuarentena,
Una curva que a los dirigentes del PJ- el PRO y los K no les interesa: los Femicidios.
Las cuarentenas capitalistas acordadas entre el gobierno nacional (PJ), de la Provincia de Buenos Aires (Kirchnerista), y de Capital Federal del PRO (Cambiemos), sigue develando otro profundo problema social: la violencia de género. Para las mujeres, las medidas de aislamiento, de los gobiernos de los Fernández, PJ y Cambiemos (mas todo el arco político que respaldan las cuarentenas) el peor virus que tuvieron que enfrentar es el de verse forzadas a estar confinadas junto a sus agresores. Junto con las víctimas más recientes, al menos 49 mujeres fueron asesinadas entre el 20 de marzo, día en que comenzó la cuarentena decretada por el presidente Alberto Fernández, y el 14 de mayo. Este año ya se produjeron al menos 79 asesinatos agravados por motivos de género, de los cuales 44 ocurrieron desde que comenzaron las medidas de aislamiento social.
A partir de las medidas de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) decretadas el último 20 de marzo, el conurbano bonaerense atraviesa el agravamiento de las condiciones sociales que ya existían anteriormente y se empeoraron con la cuarentena. Cientos de puestos de trabajo se cayeron y aumentaron los ritmos de trabajo incorporándose la modalidad de explotación salarial domiciliaria denominada "teletrabajo", recientemente legislada y aprobada por todos los partidos. El empleo se volvió inestable y mucho más precario, la alimentación se volvió un elemento de urgente escasez en los barrios más humildes del AMBA. La cobertura de servicios públicos como la salud entro al borde del colapso, llegando incluso a no atender ciertas afecciones por no contar con la infraestructura adecuada.
Las cuarentenas capitalistas potenciaron la emergencia que sufren hoy los barrios populares debido a la gran desigualdad de las condiciones laborales y de ingresos. La alimentación básica y el acceso a los insumos se vieron dificultados, por un lado por múltiples factores vinculados a la provisión y distribución clientelar corrupta de los mismos, manejada por la estructura de punteros del PJ, el Kirchnerismo y Cambiemos. Por otro lado, por las dificultades de los hogares para adquirir estos insumos como producto de la desigualdad existente desde antes de la pandemia.
En el marco de la emergencia actual, el sistema de salud se ha volcado casi exclusivamente a prepararse para hacer frente a la pandemia y se evidencia un escenario de desatención del resto de las enfermedades. La implementación de cuarentenas estrictas como la que se anunció la semana pasada van en dirección de la represión social frente a un posible colapso del sistema de salud que genere desbordes. Para evitar el estallido social, toda la estructura del Partido Justicialista, sus múltiples ramas y sectores, junto con la burocracia sindical, la Iglesia Católica, sus múltiples agrupaciones sindicales, barriales, y punteros trabajan para contener a las masas y sus reclamos.
El Partido Justicialista, el partido capitalista fundado por Perón que controló al movimiento obrero argentino durante décadas, se juega su existencia histórica en garantizar la cuarentena capitalista pactada con el PRO. Esto es así porque una insurrección, o levantamiento popular podría destruir al aparato contrarrevolucionario más importante de que dispone la burguesía argentina. Si la insurrección del 2001 destruyó a la UCR, que fuera históricamente uno de los partidos capitalistas pilares del régimen capitalista argentino, ésta crisis podría terminar con el otro pilar fundamental del régimen como es el PJ.
Las perspectivas de la cuarentena capitalista más severa
El retorno a una cuarentena más estricta va a seguir destruyendo los niveles de vida de los sectores más populares. Ya sea del que tiene un kiosco en un barrio o de aquellos cientos de trabajadores informales que viven de lo que trabajan en el día. La crisis sanitaria no solo puso en evidencia la fragilidad de las condiciones socio- urbanas del Conurbano, sino que se vio con más claridad que el Estado capitalista es incapaz de resolver las necesidades de los trabajadores ya que su naturaleza es la de oprimirlos y explotarlos.
Ha sido vergonzosa la postura de los grupos del FITU o que se reclaman de izquierda. Esos sectores han apoyado las cuarentenas capitalistas PJ- K- PRO y las políticas estatales del Estado capitalista. Su giro de adaptación al régimen capitalista ha hecho que ni siquiera tengan el reflejo de repudiarlas, o de al menos no ser parte de las artimañas de la burguesía local. El ejemplo más desastroso de esto es la última votación a favor del sionismo llevada adelante por el FITU en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, donde ellos dicen haberse equivocado por no leer lo que aprobaban.
Este gobierno, así como el conjunto del régimen, saben bien lo que llevan adelante. Se alinearon desde el primer momento con los banqueros, los terratenientes, las mineras y las petroleras que responden a los grandes conglomerados que manejan la economía capitalista. El problema es que estos tienen un gran escollo, es el 99% del pueblo a quien tienen que enfrentar para lograr sus objetivos. Algo muy difícil ya que hay un proceso de movilización a nivel mundial contra el capitalismo. Es por eso que desde La Marx y el Reagrupamiento Hacia el PST llamamos a organizarnos contra las políticas de cuarentena, para luchar en cada lugar de trabajo, fábrica o los barrios
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