¿Hay o no hay revoluciones en el Siglo XXI?

Por Alejandro Benedetti- La Marx International
Una marea revolucionaria recorre el mundo con levantamientos en Nepal, Yemen, Marruecos, Bulgaria, Turquía, Serbia, Francia, Paraguay, Perú, la Intifada Palestina de liberación nacional, Siria, la lucha de liberacion nacional de Ucrania o Rojava, etc. Estos procesos muestran que el siglo XXI está lejos de ser una época sin revoluciones. Sin embargo para el 99% izquierda mundial no existen revoluciones en el siglo XXI. Cuando estos procesos estallan hablan de "rebeliones", "motines", o "revueltas", y se niegan a definirlas como revoluciones.
Al definirlas de ese modo, la izquierda busca minimizar, y bajarle el precio a los formidables procesos revolucionarios que recorren el mundo. Desde el año 2011 se vienen desarrollando 3 oleadas revolucionarias que puedes analizar haciendo click aquí. Pero para el 99% de los grupos de izquierda mundial no son mas que simples "protestas", aunque esos procesos revolucionarios provoquen la caida de gobiernos, de regímenes, liquiden dictaduras, golpeen ejércitos, e incluso cambien fronteras o provoquen el surgimiento de nuevos países.
Los subjetivistas: Un retroceso del Marxismo a Hegel
Desde una perspectiva marxista, las revoluciones son procesos objetivos, enraizados en contradicciones materiales y en la lucha de clases, que pueden estallar incluso sin la presencia previa de un partido revolucionario. Pero para el 99% de los grupos de izquierda, estos procesos revolucionarios no pueden ser catalogadas como tales porque carecen del ·"factor subjetivo", es decir, no tienen a su frente a un partido revolucionario. Los "subjetivistas" ponen el acento en los factores "subjetivos" o "sujetos" para definir los procesos de la lucha de clases.
Definen los procesos según las cuestiones "subjetivas" como la ideología, las personas, o los grupos políticos intervinientes. Si no existe un partido revolucionario marxista o trotskista encabezando la revolución, los "subjetivistas" dan su sentencia: "Eso no es una revolución". No importa que haya caído un gobierno, un régimen, que haya insurecciones, o enfrentamientos armados, nada de eso importa para los dirigentes del 99% de la izquierda mundial.
El Marxismo como ciencia, es materialista. Estudia la realidad concreta: crisis económicas, opresión nacional, explotación laboral, lucha de clases, instituciones y regímenes. La lucha de clases es un evento objetivo, material que sucede independientemente de la voluntad de los partidos y organizaciones, o los "sujetos" intervinientes. Todo el tiempo los gobiernos y regímenes autoritarios empujan a las masas a la acción directa, y esos estallidos pueden ser caóticos, contradictorios pero son expresiones concretas y objetivas de la lucha de clases que el Marxismo debe estudiar y definir.
Por eso la ciencia marxista se denomina materialismo histórico. Porque estudia los fenómenos objetivos, materiales, concretos. Cuando Marx y Engels rompieron con el "idealismo" de Hegel, la escuela político- filosófica a la que pertenecieron, pasaron a criticar a los hegelianos porque argumentaban que la lucha era de "ideas", y lo fundamental en el desarrollo histórico era el desarrollo de lo "subjetivo" de las "ideologías", el mundo intelectual del choque de ideas.
Contra el pensamiento hegeliano de que la historia y el mundo era un movimiento de "ideas", "subjetivo", Marx y Engels, plantearon que la base de la comprensión de la historia y la realidad política no es lo "subjetivo", ni las "ideas", sino lo objetivo y "material", la economía y la lucha de clases, por eso denominaron "materialismo dialéctico" a la corriente que fundaron, en oposición a la "dialéctica idealista" de Hegel.
Los dirigentes del 99% de la izquierda mundial que se niega a definir las revoluciones del siglo XXI por el factor "subjetivo", por los "sujetos" y las "ideas" levantan una posición pre- marxista. Y así, en su calidad de "neo hegelianos subjetivistas" cuando se niegan a definir como revoluciones los procesos del siglo XXI terminan en el revisionismo y rompen con el marxismo. Se cumple así la ley inexorable de que todo lo que no avanza, retrocede: Estos "neo hegelianos subjetivistas" en lugar de pasar de la educación media a la universitaria, retrocedan al jardin de infantes o kindergarden hegeliano del siglo XIX.
León Trotsky contra los "subjetivistas hegelianos"
León Trotsky enfrentó violentamente a todos aquellos que despreciaban las revoluciones de las masas: "... Los abogados y los periodistas ... han gastado grandes cantidades de tinta en demostrar que el movimiento de Febrero ... no fue en rigor más que un motín de mujeres, transformado después en motín militar. También Luis XVI se obstinaba en creer en su tiempo que la toma de la Bastilla no era más que un motín, hasta que las cosas se encargaron de demostrarle de un modo harto elocuente que se trataba de una revolución ... Los que salen perdiendo con una revolución rara vez se inclinan a llamarla por su nombre ... Los privilegiados de todos los siglos y sus lacayos intentan, invariablemente, motejar de motín, sedición o revuelta de la chusma a la revolución ..." (León Trotsky. ¿Quien dirigió la Revolución de Febrero? Historia de la Revolución Rusa. Capitulo VIII)
Y en el mismo texto, la Historia de la Revolución Rusa, Trotsky plantea: "La historia de las revoluciones es para nosotros, por encima de todo, la historia de la irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos". Una definición que por sí sola, constituye una formidable paliza a los subjetivistas. Pero Trotsky alertaba que toda revolución que triunfa enfrenta nuevos desafíos y enemigos que intentarán derrotarla. Por eso, todas las revoluciones las democráticas, las nacionales, solo triunfan en forma definitiva si tienen a su frente a una dirección revolucionaria. "Sean las que fueren las primeras etapas episódicas de la revolución en los distintos países, la realización de la alianza revolucionaria del proletariado con las masas campesinas sólo es concebible bajo la dirección política de la vanguardia proletaria organizada en Partido Comunista. Esto significa, a su vez, que la revolución democrática sólo puede triunfar por medio de la dictadura del proletariado, apoyada en la alianza con los campesinos y encaminada en primer término a realizar objetivos de la revolución democrática" León Trotsky. "¿Qué es la revolución permanente?(Tesis fundamentales)- 1930)
Es necesario aclarar que cuando Trotsky hablaba del "Partido Comunista" se refería en 1930 al partido revolucionario, aún en aquella época los Partidos Comunistas no habían perdido aún su carácter marxista. Nada que ver con los actuales "Partidos Comunistas" stalinistas que defienden el capitalismo, incluso encabezando horrorosas dictaduras capitalistas. Ya Trotsky había dado su veredicto sobre el carácter objetivo de la revolución, y aclaró que para su triunfo definitivo debía ser dirigida por un partido revolucionario. Quedaba entonces la tarea de elaborar mas profundamente acerca de la relación entre la cuestíon objetiva de la revolución y la cuestión subjetiva, el problema de la dirección revolucionaria. Fue Nahuel Moreno quien realizó esta fundamental elaboración teórica que permitió comprender la dinámica permanente de las revoluciones, y su relación con el problema "subjetivo"
Nahuel Moreno: La dialéctica entre el carácter objetivo y subjetivo de la revolución
Si para definir las existencia de una revolución es necesario tener en cuenta los factores objetivos ¿El llamado "factor subjetivo" no tiene ninguna importancia?. Nahuel Moreno resolvió esta cuestión mostrando la relación dialéctica que existe entre los factores objetivos y subjetivos. El factor subjetivo o el problema de la dirección revolucionaria tiene una importancia fundamental, pero no para definir si existe una revolución o no, sino para definir cual es su dinámica, hacia donde va la revolución,
Nahuel Moreno elabora la categoría de "Revolución de Febrero", una elaboración fundamental para explicar los acontecimientos que ocurrían en el siglo XX: Se daban grandes revoluciones como la derrota de los Nazis, la revolución Yugoeslava, la China, la de Corea, o Vietnam, pero ninguna de ellas estaba dirigida por un partido revolucionario ¿Como definimos a esas revoluciones? Los trotskistas se enfrentaban a este dilema: Se daban grandes revoluciones que derriban regímenes, e incluso llegan hasta el punto de terminar expropiando a la burguesía, pero tienen a su frente a direcciones stalinistas o pequeñoburguesas, ¿cómo las categorizamos?
Nahuel Moreno comenzó a plantear que la Revolución Rusa ya había resuelto este problema. En 1957, cuando Moreno llevababa cabo esta elaboración la Revolución Rusa había sucedido hacía sólo apenas cuarenta años y se había desarrollado como un proceso en el cual hubo primero una revolución en febrero que derrotó al Zar, y abrió las puertas de la revolución obrera. Luego se desarrolló un interregno en el cual maduraron las condiciones subjetivas, se fortalecieron los organismos de poder dual, la clase obrera hizo la experiencia con los oportunistas en un proceso que desembocó en la revolución de Octubre la cual fue dirigida por un partido revolucionario.
Habiendo observado el curso de las primeras revoluciones de posguerra, Nahuel Moreno había sacado la conclusión de que al no existir un partido revolucionario con influencia de masas a nivel mundial, las revoluciones se desarrollarían con el mismo esquema de la Revolución Rusa, es decir, comenzando con "revoluciones de febrero", continuando con un interregno que no necesariamente debía ser el mismo en cantidad de tiempo que en la Revolución Rusa, podría ser de meses o años dependiendo del ritmo de maduración de las condiciones subjetivas, para luego dar lugar a Octubre.
Así lo explica Nahuel Moreno: "La revolución húngara y polaca han planteado un gran problema teórico y, a mi juicio, lo han solucionado: la revolución política tendrá al igual que las revoluciones clásicas, su revolución de febrero y su revolución de octubre, y un interregno de poder dual. Es decir, la revolución política es igual, en su mecánica, a la revolución social" (ídem) Este descubrimiento y elaboración de Nahuel Moreno es probablemente el más genial e importante de toda su trayectoria, un extraordinario aporte a la teoría marxista sin cuya existencia es imposible comprender los acontecimientos políticos del siglo XX, y ni que hablar de los del siglo XXI caracterizado por espectaculares revoluciones que no tienen a su frente a partidos revolucionarios.
La revolución permanente significa que todo el tiempo se desarrollan revoluciones, en forma objetiva, independiente de nuestra voluntad. Pero al ir contra el capitalismo, y no tener a su frente a una dirección revolucionaria la revolución que se produce es de Febrero, una revolución "inconscientemente" socialista. Es decir, las masas hacen una revolución, pero no lo saben, pero han abierto un interregno que puede conducir a Octubre.
Nahuel Moreno caracteriza entonces la revolución de Febrero, abre las puertas de una revolución diferente, la de Octubre, una revolución socialista "consciente", que la clase obrera lleva adelante "para sí", porque tiene a su frente a un partido revolucionario. Ambas revoluciones están profundamente entrelazadas, ambas van contra el capitalismo, ambas son socialistas, pero se diferencias por la cuestión "subjetiva". Febrero no está dirigida por un partido revolucionario, como las revoluciones que observamos hoy en el siglo XXI, pero abre las puertas a que maduren las condiciones para que se pueda construir un partido revolucionario y se pueda lograr la revolución de Octubre.
A su vez, en la medida en que no madure el factor subjetivo, y no surja el partido revolucionario, las revoluciones de febrero van a repetirse con nuevos episodios, lo que Nahuel Moreno llamó "febreros recurrentes". Esta categorización de las revoluciones en "revoluciones de febrero", y "revoluciones de octubre" diferenciándolas por el factor subjetivo, es el mayor y más trascendental aporte a la Teoría de la Revolución Permanente de Trotsky que permite comprender todas las revoluciones del siglo XX, y las actuales revoluciones del siglo XXI.
Agrupar a los revolucionarios para intervenir en las revoluciones del siglo XXI
La crisis de dirección revolucionaria se resuelve abordando el desafío de agrupar a los revolucionarios alrededor de una guía teórica firme, el marxismo. La única corriente que defiende los principios del marxismo es el trotskismo ortodoxo, el cual nos permite abordar y comprender el carácter revolucionario de los procesos del siglo XXI: Comprender su dinámica, sus límites y sus potencialidades. En muchos casos, la ausencia de una dirección revolucionaria organizada conduce a que las viejas élites o nuevas fracciones burguesas recuperen el control, desviando o derrotando momentáneamente las revoluciones. Sin embargo, no existe ni existirá jamás una revolución lineal, o sin contradicciones, en todas habrá y hay idas y vueltas, marchas y contramarchas, triunfos y derrotas.
Nada de este camino difícil borra el carácter objetivo de los levantamientos ni su importancia histórica. Reconocer las revoluciones del siglo XXI implica analizarlas críticamente: sus demandas, sus sujetos sociales, sus formas de organización y sus resultados. Solo a partir de ese análisis materialista es posible extraer lecciones estratégicas, construir organizaciones revolucionarias enraizadas en la clase trabajadora y preparar nuevas oleadas de lucha que puedan ir más allá del cambio de gobierno hacia una verdadera transformación social. La Marx International saluda las revoluciones del siglo XXI de Nepal a la Intifada Palestina, desde Ecuador a Rojava, desde Bulgaria a Bangladesh. Y te convoca para reagruparnos en el camino de intervenir en ellas, apoyarlas y extenderlas en el camino de la lucha por el Socialismo Global.




