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Apoyemos la Revolución en Haití!

04.11.2022

Por Federico Méndez - La Marx International y Nuevo PST Argentina 4/11/22


El pasado lunes 10 de octubre el pueblo haitiano salió a las calles de Puerto Príncipe a protestar luego de que el gobierno y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidieran desplegar una fuerza armada internacional para "apoyar el país". Huelgas, barricadas, manifestaciones y saqueos se entrecruzan con el accionar de grupos criminales; una enorme crisis revolucionaria que se acopla a la ola insurreccional que recorre el mundo y Sudamérica. Haití es uno de los eslabones más frágiles de la crisis capitalista mundial.

Los medios de comunicación burgueses y el gobierno capitalista de Haití proclaman como principal responsable de esta crisis al accionar de las pandillas y el narcotráfico y hasta utilizan esta patética excusa para reclamar la intervención extranjera. Algo que recuerda cuando las dictaduras sudamericanas (en los años '60 y '70) utilizaron el avance de las guerrillas como excusa para justificar su intervención. Pero como ha demostrado la historia, el principal objetivo de estos títeres del imperialismo era aplastar a la clase obrera y sus organizaciones, lo mismo que hoy pretenden los líderes de la ONU para Haití.

La causa central de las protestas es el deterioro de las condiciones de vida debido a la devaluación de la moneda nacional y el aumento de la inflación. Todo ello de la mano de la mayor crisis capitalista de la historia de la humanidad. Ni Haití ni ningún otro país de Sudamérica puede escapar de las consecuencias globales de la crisis, mucho menos cuando se trata de países semicoloniales. Como para tener una idea, Cuba, su país vecino, viene desarrollando un proceso de movilización nunca antes visto desde la Revolución del 58.

Los medios burgueses nos quieran hacer creer que la consecuencia central es la pandemia primero y la guerra de Ucrania después, pero nada de ello es cierto. Los verdaderos responsables son los enormes salvatajes financieros que le sucedieron a la crisis del 2008 y que están pasando factura a nivel mundial, generando una ola de inflación descomunal en todo el globo. [1]



Condiciones insoportables

Haití es el país más pobre de Sudamérica por delante de Venezuela y uno de los 50 países más pobres del mundo según su PBI per cápita.


Los países más pobres de América según su PIB per cápita. Datos actualizados a enero de 2022. Fuente: Fondo Monetario Internacional.



Más del 50% de la población sobrevive con menos de tres dólares diarios, lo equivalente en su moneda nacional a unos 382 gourdes, mientras que la inflación alcanza un alza del 30% anual.

Los alimentos se encuentran a la cabeza de la inflación con un 32%. Los productos básicos como el aceite, el pollo y el arroz un 90%.

Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, el 40% de la población (unos 4,7 millones) sufren inseguridad alimentaria y, entre ellos, 19.000 se encuentran en "niveles catastróficos de hambre". Según el PMA es "la primera vez en Haití" que hay personas que están en la fase cinco de la clasificación sobre seguridad alimentaria, la más elevada, y se trataría de la primera vez que los haitianos sufren este nivel severo de hambre.


Se reportaron al menos 40 muertes y 1.700 supuestos casos de cólera, pero las autoridades creen que la cifra es mucho mayor.


A ello se suma un rebrote de cólera causado por la falta de agua potable. Esto último, consecuencia del desabastecimiento de combustible, lo impide el funcionamiento de los sistemas de potabilización de agua.


Las recientes protestas

Las últimas protestas se iniciaron con el anuncio de un aumento en el precio del combustible por parte del primer ministro Ariel Henry, el 11 de septiembre. Dos días después el gobierno anunció que el precio de la gasolina pasaría de 250 a 570 gourdes (2 a 4,7 dólares).

Haití enfrenta desde hace tres meses una aguda escasez de combustible, lo que ha aumentado el precio de los productos de primera necesidad, el del transporte público y el precio del combustible en el mercado informal, donde el galón se vende hasta por 2.000 gourdes (unos 16 dólares).

La inflación, el desabastecimiento, el brote de cólera, todo ello dio como resultado una situación explosiva.


Protesta de obreros textiles.


En los días siguientes las protestas se extendieron a todo el país, junto al saqueo de comercios, supermercados y bancos y el ataque a casas de políticos. En Gonaïve la población incendió los edificios del Ministerio de Economía y Finanzas, y en Puerto Príncipe bloquearon la Terminal Varreaux, principal terminal de productos petroleros del país (70% del total). Luego Jimmy Chérizier, líder de la principal banda criminal del país (el G9 an Fanmi e Alye: El Grupo de los 9 Una Familia y Aliados) se reivindicaría el bloqueo de la terminal. En la ciudad de Cabaret, grupos armados invadieron una cárcel y liberaron a un gran número de presos.

El 23 de septiembre la ONU anuncia que todo su personal no indispensable debe volver a sus países, a ello se sumaron las distintas Embajadas.

El 26 de septiembre el Ministro de Relaciones Exteriores de Haití, Jean Victor Généus, afirmó en una reunión del Consejo de Seguridad la ONU que "con excepción de casos aislados, el país se encuentra bajo control". Esto provocó indignación en los sectores burgueses y patronales, que exigieron que se diga la verdad sobre la situación al Consejo.

El 27 de septiembre los sindicatos de transporte de Puerto príncipe convocaron a una huelga general. El 29 los obreros de la Corporacion de Desarrollo Industrial (Codevi), uno de los principales parques industriales del país, en la comuna de Juana Méndez, irrumpieron en las instalaciones para saquear los depósitos de alimentos, provocando su cierre temporal.


Conflicto en la Corporacion de Desarrollo Industrial (Codevi) en la frontera entre Haití y República Dominicana.


El 7 de octubre el gobierno pidió el apoyo de una fuerza armada internacional para "desbloquear las principales carreteras y puertos y garantizar el libre movimiento de agua, combustible y material médico". Dos días después el secretario general de la ONU, António Guterres, propuso el envío de una "fuerza de acción rápida" para "ayudar" al gobierno a recuperar el control del país.

El viernes 21 de octubre las masas salieron a las calles en contra de la posible intervención de la ONU, luego de que esta adoptara una resolución que impone sanciones y el embargo de armas a las bandas. En las calles de Puerto Príncipe cientos de haitianos levantaron consignas como "Abajo la ONU" o "Abajo la ocupación extranjera". En el país antillano, castigado por múltiples crisis desde hace décadas, hay un gran y justificado recelo por el fracaso de misiones internacionales anteriores. En una entrevista callejera un manifestante decía "Es cierto que necesitamos ayuda para desarrollar a nuestro país. Pero no necesitamos botas", y que "Además, este gobierno carece de legitimidad para pedir una asistencia militar. Nos oponemos a esta opción". En los hechos estamos en presencia de un enorme movimiento antiimperialista.


Manifestantes cargan un ataúd con una foto del primer ministro de Haití, Ariel Henry, y las banderas de Estados Unidos y Canadá durante una protesta para exigir la renuncia de este y rechazar la propuesta de intervención extranjera.


En estos días Estados Unidos y Canadá están tratando la conformación de una fuerza de intervención, pero la enorme movilización del pueblo haitiano está dando sus frutos: en una resolución divulgada el lunes 10 de octubre y enviada a entidades estatales y a la representante especial del secretario general de la ONU en Haití, Helen La Lime, la asamblea de senadores pide al primer ministro haitiano, Ariel Henry, que "suspenda inmediatamente la ejecución de la resolución del 7 de octubre" sobre el despliegue de una fuerza armada extranjera.



Un país en revolución permanente

Si bien consideramos que este último ciclo de protestas se venía gestando sin solución de continuidad desde el 2018, tenemos que aclarar que Haití, en estos últimos 10 años no se pudo reponer del terremoto del 2010. Este dejó más de 300.000 muertes, sin contar las enormes pérdidas materiales, que, como bien es sabido, siempre recaen sobre la clase trabajadora y el pueblo pobre.

En el 2018 estalló una rebelión. El desencadenante fue el intento del gobierno de Jovenel Moïse de aumentar el precio del combustible, como parte de un compromiso con el Fondo monetario Internacional (FMI). Este gobierno ya venía muy cuestionado por estar involucrado en el caso de corrupción de Petrocaribe, esto aumentó el descontento popular.

Dos días de huelga general, barrios populares bajo control de la población pobre, dándose, en los hechos, procesos de doble poder. Los insurrectos, que reclamaban la renuncia del presidente, hicieron huir a la policía -única fuerza armada del país- hacia sus cuarteles. Familias ricas y miembros del gabinete, que estaban presos del pánico, escapaban del país.

El gobierno tuvo que retroceder revocando el decreto de aumento del combustible, echando por tierra el compromiso con el FMI. Luego de un proceso revolucionario muy similar al que ocurre en este momento, el gobierno pudo encausar el proceso hacia el parlamento, culpando y destituyendo al primer ministro.


¿Quién era Moïse?

Se trataba de un empresario bananero y de la construcción, perteneciente al partido neoliberal PHTK (Partido Haitiano de los Cabezas Rapadas) y socio del ex presidente Michel Martelly. Candidato del Imperialismo y apoyado por el gobierno de Donald Trump, ingresó al poder en el año 2016 a partir de un gigantesco fraude electoral monitoreado por las tropas de la Minustah.


El escándalo de Petrocaribe

Se trataba del escándalo de corrupción por malversación de fondos de Petrocaribe, la organización "solidaria" fundada por Hugo Chávez que nuclea a Venezuela y a otros países del Caribe para el acceso al petróleo a precios preferenciales. El Buró de Monetización de los Programas de Ayuda al Desarrollo (BMPAD) servía de intermediario entre Petróleos de Venezuela (PDVSA) y las compañías haitianas: el BMPAD compraba el petróleo a Venezuela y se lo vendía a las petroleras locales. Los fondos obtenidos de estas ventas tenían como fin principal la construcción y reconstrucción de infraestructura, como hospitales, escuelas, carreteras, etc., luego del terremoto del 2010. Se componía de 234 proyectos que sumaban un monto de 1200 millones de dólares. Sin embargo, una comisión investigadora reveló una malversación de fondos de alrededor de 2000 millones de dólares durante el periodo 2008-2016 (periodo en que se produjo el terremoto y cinco huracanes). Esto dio como resultado que las obras no se ejecutaran o quedaran inconclusas.

Este escándalo implicaba varios gobiernos pero los principales eran los de Michel Martelly y Jovenel Moïse.

¿Kot Kòb Petro Caribe a? (¿Dónde está el dinero de Petrocaribe?) se preguntó el cineasta y activista haitiano Gilbert Mirambeau en un tuit con una fotografía de sí mismo sosteniendo un cartel con esta interrogante y los ojos vendados. El mensaje -que se volvió viral hace tres años en Haití- expuso la corrupción en el manejo de los fondos otorgados por la plataforma petrolera chavista Petrocaribe.


A comienzos del 2019 y tras cumplirse dos años de gobierno de Moïse, volvieron las manifestaciones paralizando nuevamente al país. El pueblo haitiano venía muy golpeado debido a la devaluación de la moneda nacional y el aumento de la inflación, paralelamente el gobierno incumplía la promesa de hacer justicia por el caso de PetroCaribe. Y no es de extrañar ya que el mismo Moïse se había visto beneficiado con estos contratos, por la vía de Agitrans, una empresa de su propiedad. Esto aumentó del descontento popular y el pueblo salió nuevamente a las calles a pedir por su renuncia.


Protestas contra el gobierno de Jovenel Moïse, octubre 2019


Protestas en 2019


Las protestas incorporaron a los obreros del sector textil, estudiantes, policías, docentes, trabajadores de la salud y hasta sectores patronales y de la iglesia. Muchos de estos sectores responden a la mesa de coordinación de luchas: Sector Democrático y Popular.

En marzo fue destituido el primer ministro Jean Henry Ceant (el tercero en dos años) y fue reemplazado por Jean-Michel Lapin.

En el 2020 los siete primeros ministros nominados por Moïse habían caído, este disolvió el parlamento y pasó a gobernar a través de decretos dictatoriales e interviniendo la justicia, todo ello acompañado de una violenta represión. Su siguiente plan era modificar la Constitución para mantenerse en el poder con un segundo mandato, algo que no ocurría desde las sangrientas dictaduras de Papa Doc (1957-1971) y Baby Doc (1971-1986). Al respecto decía: "No veo como hay alguien, después de Dios, que tenga más poder que yo en el país. Yo soy el presidente"

En marzo de 2021 volvieron las manifestaciones. A las anteriores razones se sumó la barbárica propuesta de República Dominicana de levantar un muro en la frontera con Haití. La crisis del gobierno se profundizó y el 7 de julio Moïse es asesinado por un grupo paramilitar, en circunstancias aún no del todo esclarecidas. La crisis del gobierno se profundizó aún más y el 5 de julio asume el gobierno Ariel Henry, nombrado Primer Ministro por Moïse dos días antes de su muerte.



El asesinato de Jovenel Moïse

Según una investigación del The New York Times Jovenel Moïse estaba trabajando en una lista de políticos y empresarios involucrados en el tráfico de drogas y quería implementar una serie de medidas contra la corrupción y el narcotráfico como por ejemplo la destrucción de una pista clandestina de aterrizaje de aviones procedentes de Venezuela y Colombia o la nacionalización de un puerto marítimo sospechado de ser una vía de entrada para el contrabando. 

Una figura central en la lista de Moïse era el empresario Charles Saint-Rémy, sospechoso de tráfico de drogas y cuñado del expresidente Michel Martelly. Otro integrante de la lista es Dimitri Hérard, jefe de la unidad de policía que protegía a Moïse y también sospechoso de tráfico de drogas. Entre la lista se encontraba el líder de los sicarios que lo asesinaron, Ariel Henry, un exagente de la DEA asignado en Haití. [2]


Un monumento al racismo en el Caribe

El gobierno de la República Dominicana comenzó la construcción de un muro de 164 kilómetros en la frontera con Haití. El domingo 21 de agosto del 2022 el Ministerio de Defensa (MIDE) informó que se avanza sobre una primer etapa de 54 kilómetros. El proyecto fue impulsado por el presidente dominicano, Luis Abinader, para "controlar" la inmigración.



Estos dos países tienen una relación económica muy similar a la que tienen México y Estados Unidos.

En el límite geográfico se desarrollan las zonas francas. Estas fueron inauguradas en el gobierno de Aristide, y se extendieron por el país durante la ocupación militar de la Minustah. Se trata fábricas multinacionales que producen para el mercado norteamericano sin tasas aduaneras ni derechos laborales. O sea que la mano de obra barata de Haití es fundamental para las ganancias de las multinacionales yanquis. Esta es la razón de fondo de la constante injerencia imperialista.

A su vez los trabajadores haitianos son fundamentales para el sostenimiento de la economía del país vecino, sobre todo la informal. Las muy superiores condiciones económicas de República Dominicana estimulan una ola inmigratoria constante y cada vez mayor.

Al igual que el muro que levantó Israel en el límite con Palestina o Estados Unidos en el límite con México este muro va a avivar la xenofobia y el racismo. Pero en tanto que las condiciones de vida de las masas continúen empeorando va a resultar en un completo fracaso, las oleadas inmigratorias se van a recrudecer y ningún muro artificial las va a poder frenar.


El heroico pueblo haitiano que derramó su sangre por la libertad y la independencia de Sudamérica.

Haití fue la primera república negra de la historia y la primera república de América latina, fue el primer país independiente en erradicar la esclavitud, estableciendo plenamente los derechos del hombre. Fue también la primera revolución anticolonial victoriosa de las Américas. Luego de vencer al ejército de Napoleón, al de Inglaterra y al de España, el Haití liderado primero por Toussaint de L'ouverture y luego por Alexander Petión, se convirtió en refugio de muchos patriotas latinoamericanos. Recibieron un cálido hospedaje Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Manuel Dorrego.



En 1815 Petión convocó a Bolivar, que se encontraba refugiado en Jamaica, deprimido y al borde del suicidio. El líder haitiano le ofreció al futuro libertador armas, barcos y soldados para impulsar su lucha por la independencia. A cambio de ese apoyo le pidió que los revolucionarios sudamericanos decretaran la abolición de la esclavitud en América.

Luego del triunfo y antes de su encuentro con San Martín, Bolivar dijo:

"Perdida Venezuela y la Nueva Granada, la isla de Haití me recibió con hospitalidad: el magnánimo Presidente Alexander Petión me prestó su protección y bajo sus auspicios formé una expedición de 300 hombres comparables en valor, patriotismo y virtud a los compañeros de Leonidas... ". [3]

Luego que Bolivar legislara la abolición de la esclavitud en el Congreso de Angostura los imperios de España, Francia y el naciente Estados Unidos bloquearon a la república de Haití de toda relación internacional. El presidente norteamericano, Thomas Jefferson decía entonces que "Haití es un mal ejemplo". Los dueños de esclavos no toleraban la existencia de un país independiente gobernado por negros. El naciente imperio racista norteamericano miraba con preocupación la emancipación de los esclavos negros haitianos. Luego del retroceso de España y Francia, Estados Unidos intervino militarmente el país en 1915.

Según los revolucionarios franceses los ideales de la Revolución Francesa, "Libertad, igualdad y fraternidad", no eran para los esclavos negros, ellos tenían que seguir siendo esclavos. Estos últimos eran la mano de obra barata que les permitía bajos precios de los cultivos en la otrora llamada "La Perla de las Antillas". Para darnos una idea, al momento del estallido de la Revolución Francesa el 75% de la producción mundial de azúcar provenía de Haití.


La MINUSTAH: un crimen perpetrado por los gobiernos progresistas de Sudamérica y el Imperialismo.



En el año 2004 el imperialismo envió una fuerza de ocupación, bajo la bandera de la ONU, para sostener al gobierno de René Préval que se encontraba acorralado por una revolución popular. Se trataba de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH, del francés MIssion des Nations Unies pour la STAbilisation en Haïti). Estaba conformada por tropas de países latinoamericanos bajo el mando de un general brasileño.

La misión de la MINUSTAH buscaba la estabilidad, pero no para el pueblo trabajador haitiano sino para el negocio de las multinacionales mayormente norteamericanas, establecidas en el país. Estas instalan sus "maquilas" en este pequeño país como si fuera en China, pero con la ventaja de su cercanía con el suelo norteamericano.

La razón de utilizar una fuerza compuesta por tropas de países sudamericanos era que en ese momento estas no tenían grandes denuncias en contra como si lo tenía la ONU en Irak o Afganistán. Dejaron el trabajo sucio a manos de los gobiernos pseudo progresistas o pseudo socialistas de Kirchner, Correa, Morales, Bachelet, Vásquez, que pusieron sus soldados para reprimir las protestas populares (sumado el beneplácito del gobierno de Chávez [4]), bajo el mando del gobierno de Lula en Brasil. Aquellos gobiernos que alardearon todo el tiempo un discurso antiimperialista, en los hechos, fueron y son correa del Imperialismo.


El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, visitando a los soldados brasileños estacionados en Haití como parte de la Minustah, 2008.


Lo único que dejó la Minustah fue represión, violaciones, masacres en los barrios más pobres, la garantía y cobertura de las elecciones fraudulentas que pusieron a Moïse en el poder. Pero ni la Minustah ni su sucesora la Minusjusth, ni la policía (única fuerza armada del país) pudieron doblegar al pueblo haitiano y su formidable movimiento antiimperialista.


La reacción que hoy es gobierno en Brasil "hizo escuela" con el gobierno del PT.

Con la dirección de la MINUSTAH entre 2004 y 2011, el ejército de Brasil cumplió su misión más importante en la ONU, teniendo el lamentable récord de ser la misión de la ONU que más tiempo permaneció en un país invadido.

Muchos de los jefes militares de la MINUSTAH que fueron promovidos por los gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff, son ahora miembros del gobierno de Jair Bolsonaro.
Algunos de los generales son:
Augusto Heleno Ribeiro Pereira, Ministro Jefe del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia de Brasil; Carlos Alberto dos Santos Cruz, Asesor Especial del Ministro de la Secretaría de Asuntos Estratégicos dentro de la Presidencia de Brasil; Floriano Peixoto Vieira Neto,Ministro jefe de la Secretaría General de la Presidencia de Brasil; Edson Leal Pujol, Comandante del Ejército; Ajax Porto Pinheiro, asesor especial de la presidencia del Supremo Tribunal Federal, la Corte Suprema brasileña; Luiz Eduardo Ramos Baptista Pereira,Jefe de Gabinete de la Presidencia de Brasil. [5]

Aquellos partidos de izquierda que le confieren un carácter progresivo al gobierno de Lula y que lo caracterizan como un gobierno diametralmente opuesto al de Bolsonaro están omitiendo esta parte fundamental de la historia. En el accionar de las fuerzas armadas de Brasil queda demostrado que tanto el gobierno de Lula como el de Bolsonaro son parte de un mismo plan de la burguesía brasilera y del Imperialismo. En el momento de un estallido popular que cuestione el orden capitalista, ninguno de estos gobiernos va a dudar en usar las fuerzas armadas para aplastar a las masas y su revolución.


Progresismos latinoamericanos y crímenes de guerra

Una investigación de Sabina Lee, del Departamento de Historia de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), y Susan Bartels, del Departamento de Medicina de la Universidad de Queen, Canadá, puso sobre la mesa la violencia sexual ejercida por los cascos azules en Haití [6]. El trabajo sostiene que durante la ocupación fueron concebidos 265 niños entre soldados y mujeres haitianas, la mayoría de ellos consecuencia de violaciones. Hay casos de niñas de apenas 11 años que fueron abusadas a cambio de monedas o un plato de comida.

Entre las denuncias que involucran a soldados, los más mencionados son de Uruguay, Brasil, Chile y Argentina, en ese mismo orden. Todos ellos conformantes de las fuerzas de la MINUSTAH.

Según el informe "Niñas de 11 años fueron abusadas sexualmente y embarazadas por los cascos azules y dejadas en la miseria, donde tuvieron que criar solas a sus hijos", "Vi a varias niñas de 12 y 13 años allí. Los soldados de MINUSTAH las embarazaban y las abandonaban. Estas chicas han tenido desde entonces vidas miserables", dice una mujer entrevistada. "Siempre escuchaba a las mujeres que se quejaban de la violencia sexual que ejercía la MINUSTAH contra ellas. Y a través de los abusos las contagiaron de sida. Y varias de ellas quedaron embarazadas" declaró uno de los entrevistados. "Los soldados destruyeron el futuro de estas niñas al embarazarlas. Esto ha tenido un impacto negativo en la sociedad, porque esas chicas pudieron ser abogadas, doctoras o cualquier cosa que pudiera ayudar a Haití. Ahora, en cambio, vagan por las calles o por los mercadillos cargando frutas para mantener a los hijos que tuvieron con los soldados de MINUSTAH", dice otro entrevistado por Lee y Bartels. [7]

Los chicos nacidos de esas relaciones son conocidos en Haití como "petit minustah" o "bébés casques bleus", lo que demuestra que no se trata de un fenómeno aislado. Los especialistas cifran las víctimas de abuso en cerca de 2000.

Y como si fuera poco, el legado de la MINUSTAH incluye la epidemia de cólera que se desató en el 2010. Las investigaciones determinaron que había sido generada por soldados nepaleses que llegaron enfermos a Haití. Este brote dejó más de 8000 muertos.


Los trabajadores del mundo debemos dar todo nuestro apoyo al pueblo haitiano. Desde La Marx International decimos:

  • ¡Viva la Revolución del Pueblo de Haití!
  • ¡Fuera las tropas de la ONU!
  • ¡Por un gobierno obrero y popular que termine con el racista, opresor, colonial y nefasto capitalismo en Haití!
  • ¡Unámonos en el apoyo a una de las revoluciones más conmovedoras e importantes de un pueblo que históricamente ha sido vanguardia en América Latina y el Mundo!



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